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Anton Hysén, el futbolista sueco que hace pocos días hacía pública su homosexualidad, ha reconocido en una entrevista a la BBC sentirse sorprendido por la repercusión mundial de la noticia.
Hysén, de 20 años, es futbolista profesional y juega en el Utsiktens BK, un equipo de la ciudad de Göteborg (Gotemburgo) de rango equivalente a los de la segunda división española. “Estoy muy seguro de cómo soy. He nacido así y no tengo nada que esconder”, reitera a la BBC el joven, sorprendido por el alcance de sus declaraciones a Offside, una publicación sueca dedicada al fútbol en la cual desvelaba con naturalidad su condición de gay. “Pero todo el mundo ha sido muy positivo”, añade.
Su madre, Helena, con la que el joven vive todavía, afirma sentirse muy orgullosa de su hijo. No obstante, reconoce estar algo preocupada por antecedentes como los de Peter Karlsson, un jugador de hockey sobre hielo abiertamente gay que murió apuñalado en 1995 por un neonazi. El joven Hysén, sin embargo, no parece preocupado. Sí está perplejo con la cantidad de mensajes de apoyo e invitaciones que ha recibido, algunas de las cuales no le apetecen demasiado. “Solo porque sea gay no quiere decir que quiera ir”, afirma. “Odio el Festival de Eurovisión”, añade.
Uno de sus compañeros de equipo y amigo es Niklas Tidstrand, según el cual al menos la mitad del equipo conocía ya la condición de gay de Hysén. Pese a todo reconoce la valentía de su amigo. “Es duro ser un futbolista gay” afirma. “Cuando empezamos a hablar del tema, hace unos dos años, buscamos en Google ‘futbolistas gays’ y no encontramos nada, solo chistes. Da miedo. Muchos son gays pero no quieren decirlo hasta que han terminado su carrera”, expresa.
Hysén pertenece a una familia de gran tradición futbolística. Su padre, Glenn Hysén, fue jugador de equipos de primer nivel, como el Liverpool inglés o la Fiorentina italiana. Glenn Hysén, también muy orgulloso de su hijo, da por seguro que intentarán utilizar el tema para hacerle daño, pero cree que resistirá la presión. “Habrá siempre gritos. Pero yo ya he dicho a Anton: pasa de ellos”. Anton, de hecho, afirma haber recibido ya un primer correo electrónico de corte homófobo por parte de un aficionado que afirma que no va a volver a ver un partido del equipo por tener entre sus filas a un “maricón”. “¿Y qué se supone que tengo que hacer? ¿Llorar en una esquina por él?”, ironiza el joven, que no parece muy afectado…
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